Capitulo II

LOS AÑOS CINCUENTA
CONTACTO CON LA PIONERA


Después de mis primeros estudios con Tamara Grigorieva, en 1957 comencé a tomar clases con Elsa Vallarino. Me integré a su grupo Danza Libre de Cámara (Dalica) y me sumergí en el mundo de posibilidades de trabajo y realización que ofrece la danza.

Vallarino era una creadora muy atractiva. Además de bailarina, era pintora —buena pintora—, discípula de Joaquín Torres García. Tenía un sentido muy singular de las artes plásticas y trabajaba sobre todo con compositores uruguayos. Si bien su formación en danza moderna era muy aleatoria, en los ritmos de jazz estadounidenses, conjugaba estas formas con el ballet clásico. Tanto nos preparaba para representar cuadros de pintura medieval, como escenas costumbristas. Nos impulsaba a expresarnos, a bailar, a disfrutar mucho en el escenario.

En aquel Uruguay de finales de los años cincuenta dejó su impronta muy

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